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Drogas y globalizaci—n: una relaci—n equ’voca

 

Laurent Laniel

Revista internacional de ciencias sociales, "Globalizaci—n", N° 160, junio 1999

 

En el œltimo periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas dedicado al problema de las drogas (Nueva York, 8-10 de junio de 1998), los Estados Miembros adoptaron una estrategia orientada a reducir considerablemente, de aqu’ a 2008, tanto el cultivo de plantas estupefacientes como el consumo de sustancias il’citas. Dicha estrategia prevŽ en particular el "fortalecimiento" y la "armonizaci—n" de la legislaci—n sobre las drogas de los pa’ses de todo el mundo. As’ pues, en el siglo XXI cabe esperar una intensificaci—n mundial del modelo de control de drogas que no ha sido capaz de yugular el aumento espectacular de la producci—n, el tr‡fico y el consumo que se observa desde hace veinte a¿os.

La tesis oficial que sustenta esta orientaci—n de la lucha "antidrogas" para el siglo XXI es que los traficantes de drogas y los que blanquean los beneficios obtenidos se sirven para desarrollar sus actividades de los fen—menos vinculados con la fase actual de globalizaci—n. As’, la reducci—n de los costos de transporte y la proliferaci—n de conexiones mar’timas, aŽreas y por carretera, el aumento de los intercambios comerciales mundiales, la unificaci—n progresiva de los mercados financieros nacionales mediante la informatizaci—n de las transferencias electr—nicas y la utilizaci—n de para’sos fiscales y otros centros "offshore", la difusi—n de las tŽcnicas agr’colas y qu’micas y, en tŽrminos generales, la interdependencia creciente de los pa’ses, etc. son factores que favorecen la globalizaci—n del fen—meno de las drogas[1].

Ahora bien, si es indudable que el fen—meno de las drogas se mundializa, la explicaci—n oficial plantea problemas. Se trata de una explicaci—n parcial que s—lo tiene en cuenta las modalidades tŽcnicas del fen—meno de las drogas, pero, al cosificar el "hardware", en el que se centran todas las medidas de control, se olvida el "software", tŽrmino con el que designamos las motivaciones de los actores del fen—meno de la droga y los contextos pol’ticos, econ—micos, sociales, culturales y estratŽgicos que influyen en ellos.

Al eliminar esas motivaciones y sus contextos, el discurso que sustenta la pol’tica antidrogas actual resulta simplista y mistificador . Se basa en un dogma que convierte a las drogas il’citas en el mal absoluto y reduce a los actores al mero aspecto de "criminales". Los Estados, cuya utilidad discute la ideolog’a neoliberal caracter’stica de la fase actual de globalizaci—n, han encontrado hasta ahora en esta demagogia antidrogas una fuente de legitimaci—n.

Para comprender la globalizaci—n actual del fen—meno de las drogas y poder controlarla, parece al menos igualmente fundamental para las sociedades democr‡ticas entender los "softwares" que rigen su instrumentaci—n tanto como las modalidades tŽcnicas que la permiten. Se descubre as’ que la relaci—n entre drogas y globalizaci—n dista de ser tan un’voca como el discurso oficial da a entender.

Instrumentado de distintas maneras por una multitud de instituciones, organizaciones e individuos, el fen—meno de las drogas y su control influyen en la fase actual de globalizaci—n. Una de las formas m‡s generalizadas en la actualidad de instrumentaci—n de la industria de las drogas es la "subvenci—n". De hecho la producci—n, el tr‡fico y el blanqueamiento constituyen una subvenci—n encubierta de la econom’a mundial desde que la crisis de los a–os 80 favoreci— la utilizaci—n de narco-d—lares para reembolsar la deuda de muchos pa’ses en desarrollo. En algunos pa’ses latinoamericanos y, sobre todo, africanos, constituyen seguramente la principal v’a de inserci—n en la econom’a-mundo de amplios sectores, en particular los que guardan relaci—n con la producci—n de materias primas agr’colas de exportaci—n, sumamente afectados por la baja de las cotizaciones mundiales, y con la producci—n de comestibles, perjudicada por la apertura de los mercados nacionales a las importaciones baratas.

Los capitales procedentes de la droga han facilitado tambiŽn las privatizaciones impuestas por los programas de ajuste estructural del FMI y el Banco Mundial y han participado en el desarrollo del sector informal que las instituciones financieras internacionales han considerado durante mucho tiempo como un medio de absorber la mano de obra liberada por los despidos en masa del sector pœblico. Hoy d’a los intereses relacionados con la droga y la econom’a mundial est‡n tan inextricablemente asociados en muchos pa’ses que resulta dif’cil establecer una diferencia que no sea te—rica entre econom’a formal, econom’a informal y econom’a criminal.

Se constata entonces que a medida que el fen—meno de las drogas se mundializa, la globalizaci—n se vuelve cada vez m‡s dependiente de las drogas y de los mœltiples servicios que prestan. De esta manera, la globalizaci—n de las drogas se da paralelamente a una 'narcotizaci—n' de la globalizaci—n.

Traducido del francŽs

Nota


[1] KEH, D. y FARRELL, G. "Trafficking Drugs in the Global Village", en Transnational Organized Crime, Vol.3, No.2, Verano 1997, pp.90-110.

 

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